Denim, patchwork y upcycling son las palabras que describen fielmente a The River, la marca coruñesa de accesorios vaqueros por excelencia.
Juliana Amazonas, creadora de la marca (de ahí el nombre), describe The River como un proyecto creativo en el que se busca crear piezas únicas y diferentes partiendo del upcycling (reutilizar materiales para crear algo nuevo de valor) de prendas vaqueras. Para la producción de las piezas cuenta con la ayuda de su madre, pilar fundamental del proyecto.
The River nace de forma espontánea durante la cuarentena, cuando su madre decidió hacer un cojín con retales de denim estilo patchwork. Juliana vio la oportunidad de crear una tote bag con este material, creando el que sería el primer The River. El interés por los bolsos fue creciendo poco a poco entre su círculo cercano y en redes sociales. No fue hasta hace un año que decidió tomarse el proyecto de forma seria. “Hubo un momento en el que me di cuenta de que mis bolsos gustaban. Sin saber mucho decidí abrir una página web y a la gente le empezó a gustar más el proyecto” explica. Juliana comenta que su profesión (fotógrafa) jugó a su favor a la hora de crear la imagen de marca para The River, siendo ella quien lleva a cabo las labores digitales de la marca.
Cuando pienso en The River lo primero que me viene a la mente es el patchwork vaquero, siendo este un elemento vital y diferenciador de la imagen de la marca. Considero que es un factor que favorece la buena recepción de The River entre el público gracias al comeback que hemos vivido estos últimos años de la moda de los 2000, ya que el vaquero es uno de los materiales característicos de esta década. Juliana nos comenta que The River tuvo una buena acogida desde sus comienzos gracias a que muchas personas saben valorar las cosas hechas artesanalmente y la exclusividad que esto implica. “La gente supo ver la originalidad además de la practicidad, al fin y al cabo comenzamos haciendo bolsos”, comenta mientras hablamos de sus inicios. “Intenté darle al proyecto una estética concreta que ayudó al buen rendimiento. Intento reflejar como marca aquello que me gusta como cliente”, comenta. “Me gusta la idea de la exclusividad, de las cosas especiales y de tener algo que no tiene nadie, y me gusta ver esa ilusión cuando alguien siente eso con un bolso de The River”. Además, resalta la importancia de la localización de la marca en esta buena acogida. “La gente en Coruña viste muy bien, en Galicia en general, y eso influye mucho. La gente sabe valorar las cosas más allá de Inditex”, explica recalcando la importancia del boca a boca en este tipo de proyectos. “Que la gente haya visto a otras personas con nuestros productos nos ha ayudado a crecer como marca. Me hace mucha ilusión ir por la calle y ver a personas llevando nuestros bolsos”.
Cuando hablamos de la inspiración que hay detrás a la hora de diseñar una pieza para The River, Juliana explica que se inspira en otros artistas que trabajan el denim, reutilizando piezas que convierten en otras muy diferentes. “Puedes caer un poco en las modas porque puedes hacer algo similar a lo que hacen otros”, confiesa. “Hago bocetos partiendo de lo que nos gusta y hacemos pruebas. Creamos un par de unidades, publicamos unas fotos y vemos la respuesta del público. Es a base de prueba y error”.
Retomando lo comentado anteriormente sobre la estética de la década de los 2000 y cómo esta influye actualmente, surge un tema muy interesante acerca de uno de sus productos. The River, caracterizada por sus piezas denim, lanzó hace unos meses unos chokers de flores que están muy en tendencia desde hace unos meses, adaptándolos a su estética. Tiempo después, aquellos que seguimos a la marca y conocemos sus productos, pudimos ver como estos complementos fueron apareciendo en las tiendas de fast fashion. “No me gustaría decir palabras mayores como plagio porque no he inventado la pólvora”, sentencia. “Vi que las flores estaban de moda y decidí hacerlas en denim porque me parecían super originales. Ahora hay muchas más marcas vendiéndolas y no sabemos si es porque alguien se inspiró en nuestro trabajo o simplemente tuvo la misma idea que nosotras. Igual que yo tuve la idea pudo tener otra persona, pero igualmente me impactó un poco”, confiesa.
Juliana explica que darse cuenta de este tipo de cuestiones resulta más sencillo desde fuera de la marca que desde dentro. “Hay personas que me comentan que me están copiando determinada prenda y que eso es algo bueno ya que, aunque dé rabia, implica que tienes mejores ideas que ellos. Creo que es mejor quedarse con eso que con lo malo porque al fin y al cabo no puedes hacer nada al respecto”.
Otro de los factores que hacen que The River destaque es la producción de sus accesorios, siendo materiales reutilizados a los que ha dado otra vida. Cuando le pregunto si cree que es real la preocupación por parte de los consumidores por la sostenibilidad y las marcas locales, Juliana tiene sentimientos encontrados. “Aunque sea un 1%, cada día más gente opta por lo vintage, bien sea porque se ha vuelto cool y no porque consideren que es lo mejor para el planeta. Sin quererlo ni beberlo están siendo sostenibles pero no porque sea su idea inicial”, sentencia. “Hay gente que intenta ser cada vez más sostenible pero siendo realista”. Cuando hablamos de la otra cara de la moneda, es decir, de las marcas y su repentino interés por la responsabilidad medioambiental, Juliana señala que definirse como sostenible "son palabras mayores". Para ella es clave diferenciar entre ser sostenible e ir adentrándose en el mundo de la sostenibilidad, tratándose de dos afirmaciones muy distintas en las que esta última se percibe por parte del cliente como un cambio progresivo hacia la sostenibilidad.
En este tipo de proyectos es complicado compaginar el trabajo con las labores que la marca requiere, así como los conocimientos y habilidades en otras ramas. “Si no tuviese mi trabajo como fotógrafa le podría invertir más tiempo a The River e intentar convertirme en ser creadora de contenido”, señala cuando hablamos de la importancia de la labor en redes a la hora de sacar adelante una marca. “Inviertes mucho tiempo haciendo fotos, respondiendo a clientes, organizando el contenido…No lo doy equilibrado del todo con mi trabajo actual y eso me ha generado días de frustración y agobio al sentir que no avanzo”.
Terminamos nuestro encuentro mirando de cara el futuro de la marca. “Me gustaría que The River siguiese siendo algo hecho en casa pero cuando hay mucha demanda no es viable”, comenta mientras explica que en aquellos momentos en los que tienen muchos pedidos o van a festivales su madre se pasa infinidad de horas cosiendo. “De llegar a ese nivel me gustaría poder contratar a otra persona que ayude a mi madre cosiendo. También me gustaría llegar al punto en el que pudiéramos ir más allá de los bolsos y diseñar prendas”, confiesa. “Me involucro con las redes sociales y por eso cabe la posibilidad de que en algún momento tengamos un boom y recibamos tantos pedidos que no sea viable. Me gustaría que The River creciera y no muriera porque no le puede dar a la gente lo que ellos quieren”.
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